BIODIVERSIDAD Y DISEÑO AGROECOLÓGICO.
En la actualidad muchos científicos han comenzado a reconocer el papel importante que tiene la biodiversidad en el funcionamiento de los sistemas agrícolas. En los ecosistemas naturales, la regulación interna y su funcionamiento es sustancialmente un producto de procesos y sinergias ligadas a la biodiversidad. Esta forma de control se pierde progresivamente con la intensificación y simplificación agrícola, por lo tanto, los monocultivos deben ser subvencionados con altos niveles de insumos sintéticos para que puedan funcionar.
La preparación que comprende desde la cama de semilla hasta la siembra mecanizada sustituye la dispersión natural de las semillas; loa plaguicidas sintéticos reemplazan los controles naturales de las poblaciones de insectos y patógenos; la manipulación genética reemplaza los procesos naturales de evolución y selección de plantas. También se altera la descomposición de los desechos vegetales, porque las plantas son cosechadas, la fertilidad del suelo se mantiene mediante el uso de fertilizantes.
La importancia que adquiere cada vez más el mantenimiento y/o incremento de la biodiversidad natural es porque ésta proporciona una gran variedad de servicios ecológicos. En ecosistemas naturales, la cubierta vegetal ya sea de un bosque o una pradera previene la erosión del suelo, regula el ciclo del agua, favorece la infiltración y disminuye la escorrentía del agua. Los procesos de renovación y servicios del ecosistema son principalmente biológicos, por lo que su persistencia depende del mantenimiento de la diversidad biológica. Cuando estos servicios naturales se pierden por la simplificación biológica, los costos económicos y ambiéntales son significativos.
Las comunidades de plantas que se modifican para satisfacer las necesidades humanas nos quedan inevitablemente sujetas a daños por plagas. Generalmente cuanto más intensa sea la modificación de estas comunidades más abundantes y serios son los problemas de plagas. Las reducciones drásticas en la biodiversidad de plantas y sus consecuentes brotes epidémicos pueden afectar adversamente la función del ecosistema provocando graves consecuencias sobre la productividad y sustentabilidad agrícola. Varios estudios han demostrado que es posible estabilizar las comunidades de insectos en los agroecosistemas mediante el diseño de arreglos espaciales y temporales de la vegetación que mantiene las poblaciones de enemigos naturales o que tenga un efecto disuasivo directo sobre los herbívoros.
La biodiversidad se refiere a todas las especies de plantas, animales y microorganismos que existen e interactúan recíprocamente dentro de un ecosistema. El concepto se puede extender incluso a la variedad genética asociadas a estas especies y a los ecosistemas en que se encuentran los organismos. Uno de los mayores desafíos para los agroecólogos radica en identificar conjuntos de biodiversidad, ya sea a nivel de campo o paisaje, que darían resultados favorables tales como regulación de plagas. El desafío de diseñar tales arquitecturas solamente se podrá enfrentar estudiando las relaciones entre la diversificación de la vegetación y la dinámica poblacional de los herbívoros y sus enemigos naturales asociados a los agroecosistemas particulares.
Los componentes de la biodiversidad en agroecosistemas se pueden clasificar de acuerdo a la función que cumplen en el agroecosistema. Según lo cual, la biodiversidad se puede agrupar como:
a) BIODIVERSIDAD PRODUCTIVA: cultivos, árboles y animales que son elegidos por los agricultores y que constituyen el nivel básico de diversidad útil en el sistema.
b) BIOTA FUNCIONAL: organismo que contribuyen a la productividad a través de la polinización, control biológico, descomposición, etc.
c) BIOTA DESTRUCTIVA: malezas, insectos plaga y patógenos que reducen la productividad cuando alcanzan niveles poblacionales altos.
Es clave identificar el tipo de biodiversidad que es deseable mantener o incrementar de manera que se puedan concretar las funciones (o servicios) ecológicas, y determinar cuales son las mejores prácticas de manejo para incrementar la biodiversidad y que esta a su vez tenga la capacidad de subsidiar la sostenibilidad del agroecositema al aportar servicios ecológicos tales como: el control biológico, el reciclamiento de nutrientes, la conservación de suelo y agua, entre otros.
Nicholls C.; Altieri, M. 2002. Biodiversidad y diseño agroecológico: Un estudio de caso de manejo de plagas en viñedos (Manejo Integrado de Plagas y Agroecología (Costa Rica) N° 65 p. 50 – 64,.
Malpica Tania.
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