LA SUSTENTABILIDAD
El concepto de sustentabilidad: Integración de la dimensión social, ambiental y política del desarrollo.
El concepto de sustentabilidad, propuesto internacionalmente por el informe Brundtland sobre „Nuestro Futuro Común“ en 1997, corresponde a un esfuerzo por integrar la dimensión ambiental al desarrollo, concepción tradicionalmente ligada a una dimensión eminentemente social y económica.
Esta nueva concepción de desarrollo fue oficializada a nivel gubernamental a partir de la Cumbre de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, realizada en Río en 1992, donde se establecen acuerdos para enfrentar los desafíos que presenta la finalidad de los recursos del planeta y la destrucción de los sistemas que mantiene su estabilidad biofísica, tales como el sistema del clima. En ella también se establece una Agenda de Acción socio-política por cada uno de los actores (incluidos los de la sociedad civil, el estado y el mercado), para implementar la compatibilidad entre desarrollo y medioambiente.
El marco establecido para el desarrollo de este concepto, ha integrado los desafíos ambientales y socio-económicos de la civilización humana a fines del siglo 20, y al mismo tiempo ha integrado la participación y acción de los ciudadanos como factor fundamental para la implementación del desarrollo Sustentable.
Simultáneamente desde inicios de los 90 el concepto de sustentabilidad ha sido sujeto de discusión y permanente reelaboración por parte de la sociedad civil, el sector empresarial y los gobiernos, tanto en el Norte como en el Sur, a partir de la implementación de las estrategias de desarrollo sustentable.
El Programa Chile Sustentable, y las instituciones integrantes del Programa Conosur Sustentare, han acordado priorizar tres dimensiones del marco de la sustentabilidad: las que desde nuestra perspectiva también interpretan muy claramente el espíritu de Río ‘92.
La primera dimensión es la sustentabilidad ambiental; referida a la necesidad de asegurar la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes, sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras. Esto implica la necesidad de proteger y mantener los sistemas vivos de la tierra, y los sistemas bio-físicos que permiten la mantención de las funciones del planeta; el uso sustentable de la naturaleza y los ecosistemas; y el establecimiento de cambios de conducta, normas, leyes e instrumentos económicos necesarios para asegurar la sustentabilidad ambiental.
La segunda dimensión de la sustentabilidad es la sustentabilidad social; cuyo objetivo fundamental es la Equidad. Que implica la solución de la pobreza, la distribución equitativa de los beneficios del desarrollo, y la concreción de condiciones de dignidad para la vida humana. El desafío de la sustentabilidad social implica la satisfacción de las necesidades humanas establecidas en los derechos económicos sociales, políticos y culturales (y no solo aquellos a la salud, educación, y vivienda, reconocidos en las tradicionales políticas sociales, que por cierto sí aseguran la reproducción biológica de las personas como recursos humanos al servicio del mercado). Sino que implica además de la distribución del ingreso, la equidad entre los géneros, la equidad entre las razas, las culturas, entre las personas que habitan las regiones o los territorios nivel nacional, y la equidad entre las sociedades del Norte y del Sur.
Finalmente la sustentabilidad también involucra gobernabilidad democrática, una ampliación de las concepciones tradicionales de libertad política, pues asegura que cada ciudadano pueda ejercer su derecho a ser un actor en la decisión e implementación de su propio desarrollo. Así la sustentabilidad política, incorpora junto a las tradicionales concepciones de libertades políticas, los requerimientos de autodeterminación de los pueblos indígenas o de las comunidades locales o regionales en relación a poderes centralizados, y las reivindicaciones de equidad en la participación en el ámbito de los territorios, los géneros, las generaciones y las culturas, y también la coherencia entre los ámbitos publico y privado. Esta dimensión política de la sustentabilidad permite asegurar el incremento de la profundización democrática, y por tanto niveles crecientes de gobernabilidad.
La expresión de la sustentabilidad política es la gobernabilidad democrática, que implica actualización de los derechos humanos; participación de los ciudadanos (mujeres, indígenas, jóvenes, etc.) en la toma de decisiones; participación de los ciudadanos en los sistemas políticos; descentralización en la gestión del poder y en la toma de decisiones, y la existencia de instituciones para democracias participativas y descentralizadas.
El POTENCIAL ÉTICO Y POLÍTICO DEL MARCO DE LA SUSTENTABILIDAD El desarrollo sustentable implica una definición ética de la ciudadanía: esto es una opción por la equidad social, por la sustentabilidad ambiental y por la profundización democrática. El cual fortalece el posicionamiento ciudadano por la lógica del bien común como factor de sustentabilidad y gobernabilidad, y al mismo tiempo enriquece y fundamenta una visión critica de la lógica neoliberal dominante en las actuales opciones de desarrollo. También el marco de la sustentabilidad permite evaluar las propuestas y estrategias de desarrollo desde una perspectiva del bien común. Ello puede generar desde la ciudadanía, un condicionamiento del desarrollo a los objetivos de la sustentabilidad, aportando a la construcción de una visión y una cultura para avanzar hacia sociedades sustentables. La relevancia política del marco de la sustentabilidad está dado principalmente por sus fundamentos éticos en base al bien común y su potencial de articulación, tanto de agendas sectoriales, como de los movimientos sociales. El marco de la sustentabilidad al integrar en sus dimensiones lo social, lo ambiental y lo político, expresa claramente la necesidad de una transición desde las agendas puramente sociales o ambientales hacia una agenda de sustentabilidad. Es un marco que también estimula mayor articulación entre propuestas sectoriales a nivel del territorio, sea este local, regional, nacional o supranacional. Esto puede facilitar un avance desde agendas temáticas aisladas, hacia una agenda política común de los movimientos sociales. Así, la agenda de la sustentabilidad no es una agenda técnica, sino una agenda social y política con componentes técnicos claves. Este hecho permite a los ciudadanos pasar hacia el espacio de la política, y tener iniciativa política. Al integrar y superar las formas integración tradicional de las agendas sectoriales, el marco de la sustentabilidad, es factor de una nueva articulación temática y de generación de agendas compartidas. Por ello contribuye a la construcción de una identidad común entre diversos lideres y movimientos sociales. Presenta la oportunidad de generar un actor ciudadano para el logro de cambios globales; una agenda social, ambiental y política integrada. Esta agenda común posibilita el compartir visiones y acordar estrategias para objetivos comunes, aportando fortalecimiento y visibilidad de las agendas de las organizaciones ciudadanas; y por tanto mejora también sus posibilidades de incidencia política. |
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